En ocasiones comer lo mismo cansa o aburre, que los platillos y sabores sean los mismos podría deberse a diversas razones como no disponer de tiempo para preparar algo muy elaborado, no ser muy bueno en la cocina, etc. Sin embargo, hay diferentes maneras de variar y salir de la monotonía sin necesidad de recurrir a grandes cambios; para ello un ingrediente nuevo puede ser suficiente, como el aceite de trufa.
Aunque este llegó a ser un ingrediente muy utilizado en la cocina gourmet, se ha vuelto bastante común de conseguir en cualquier cocina. Con él se realza el sabor de cualquier platillo, como se suele hacer con el aceite de oliva; también es muy aromático, pero sus cualidades van mucho más allá de aromas y sabores:
Mejora la salud del corazón: el aceite de trufa contiene compuestos naturales antioxidantes (polifenoles) que ayudan a prevenir el daño a las células del cuerpo y a combatir el estrés. Aparte es formidable para la reducción de inflamaciones, por lo que mejora considerablemente afecciones crónicas, entre ellas las coronarias; aminora los niveles de los triglicéridos, colesterol y la presión arterial.
Ayuda a bajar de peso: el aceite de trufa puede tardar en digerirse y eso vacía el estómago muy lentamente, aumentando así la sensación de saciedad. También ayuda a combatir los antojos reduciendo el nivel de grelina, que es la hormona que estimula el hambre.
Preserva la función cerebral: colabora en la prevención del Parkinson, Alzheimer y otros trastornos cognitivos. Debido a que al ser parte de las grasas saludables mejora las funciones cerebrales.
Combate el desarrollo del cáncer: el consumo tanto el aceite de oliva como el de trufa pura (algunos son sintéticos) reducen el riesgo de contraer cáncer, debido a que contienen poderosos antioxidantes que impiden y bloquean el desarrollo crecimiento de células cancerosas. Los antioxidantes de las trufas evitan la formación de radicales libre, que son los causantes del cáncer en el cuerpo.
Provee una piel más saludable: al tratarse de la trufa blanca son incontables los beneficios que puede aportar a la piel, puesto que es rico en vitamina E. Sus antioxidantes reducen la inflamación y son especiales para el tratamiento contra la psoriasis, le dermatitis atópica y el acné; aparte es un gran aliado para proteger contra los rayos UV. Disminuyen el envejecimiento de la piel, suaviza el tono de la piel, las manchas y previene las arrugas.
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